lunes 28 de abril de 2025

El sector forestal argentino se convirtió en un referente mundial de buenas prácticas laborales

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En el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), presentamos cómo hizo el sector forestal argentino para pasar del primer puesto de incidencias en accidentes laborales a ser un referente mundial en buenas prácticas laborales.

En 2024 se cumplieron 20 años de la puesta en marcha del Sistema de Certificación de Competencias Laborales y Formación Continua (SCCLFC). Impulsado desde sus inicios en el ámbito del Ministerio de Trabajo, transformó la gestión laboral del sector forestal. Del mismo tomaron parte activa la Asociación Forestal Argentina (AFoA) y la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE).

 

Argentina es un referente mundial de buenas prácticas laborales. La clave: trabajo conjunto entre empresas, trabajadores y Estado. Lo imprescindible: la formalidad laboral.

 

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El sector forestal fue –y lo sigue siendo‒ uno de los más riesgosos a nivel mundial. Esta situación se verificaba también en nuestro país. La implementación del SCCLFC elaboró una estrategia de buenas prácticas y certificación de competencias en el sector forestal de Argentina que redujo en forma sustancial sus riesgos.

Para lograrlo y ser considerado como un referente mundial de buenas prácticas laborales, Argentina puso en marcha un trabajo conjunto entre empresas, trabajadores y Estado. El otro aspecto clave es la formalidad laboral.

Bajar riesgos y ganar competitividad

Desde siempre, el trabajo forestal tiene puestos ocupacionales de alto riesgo. A pesar de la tecnología incorporada, la siniestralidad sigue siendo alta. “Esto implica una gran responsabilidad para los empleadores, los trabajadores y el Estado de promover las prácticas integrales para atender esta situación”, explica Claudia Peirano, directora ejecutiva de AFoA.

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En Argentina, los datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) indican que el sector forestal pasó de ser la actividad con el mayor indicador de incidencia en riesgos laborales (195/1000) en 2007 a reducirlo a un promedio de alrededor de 68/1000 en los últimos años, similar al índice agropecuario del país. Este resultado se logró gracias a un accionar sistemático que se puede replicar.

“Un primer paso es contar con estándares de trabajo seguro elaborado en diálogo entre el sector empleador, los trabajadores y el Estado, tanto a nivel internacional como local. En marzo último se publicó el <Repertorio de recomendaciones prácticas de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo forestal>, en cuya elaboración participó la Asociación Forestal Argentina”, explica Peirano. “El gran desafío es como transferir esas recomendaciones y que se adopten por los empleadores y por los trabajadores con la convicción de que es una ventaja para todos”, destaca la directora ejecutiva de AFoA.

En el caso de Argentina se observa que la adopción de las buenas prácticas se da más en la gestión de plantaciones forestales que en la de bosques nativos. Vale recordar que nuestro país tiene alrededor de 55 millones de hectáreas de bosques nativos y 1,3 millones de ha de plantaciones forestales. Alrededor del 90 % de la madera que se utiliza en la industria proviene de estas últimas, que son plantaciones de pino, eucalipto y álamos. Alrededor de la mitad de las plantaciones se encuentran certificadas con los sellos FSC y PEFC, de gestión sostenible de bosques. En cambio, es insignificante la certificación de bosques nativos.

 

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Tarea de largo aliento

La tarea mayor que enfrentó el sector forestal fue traducir las recomendaciones en un formato de formación continua y adopción efectiva por los trabajadores en el lugar de trabajo. La implementación del sistema de certificación de competencias laborales de los trabajadores fue fundamental.

El enfoque de competencias requiere la normalización de roles y la evaluación de los trabajadores en situación de trabajo. El sistema da vuelta 180 grados la forma de capacitación tradicional, ya que parte que el saber no se encuentra en los docentes, sino en el lugar de trabajo. La elaboración de la norma implica entrevistar a expertos en el rol y la observación de la tarea. En base a la norma se elaboran los materiales didácticos y curriculares y se forman los instructores y docentes.

 

La implementación del sistema de certificación de competencias laborales de los trabajadores fue fundamental.

 

Para convertirse en un referente mundial, el sector forestal de nuestro país desarrolló un robusto marco de 19 normas, evaluó a más de 8.000 trabajadores, formó más de 100 evaluadores y fortalecido la oferta de formación continua con diseños curriculares, materiales didácticos, formación docente y fortalecimiento de instituciones de formación.

Los trabajadores forestales tienen bajos niveles de escolarización formal. Este reconocimiento de su experiencia laboral no solo mejora su empleabilidad, sino que sienten que dignifican el trabajo que realizan. “Son los mismos trabajadores los que solicitan ser evaluados para ver dónde están y poder alcanzar la certificación”, señala Peirano.

En el marco del Sistema de Certificación de Competencias Laborales y Formación Continua (SCCLFC) de la Secretaría de Trabajo de la Nación, la normalización de los roles se llevó adelante junto al gremio de trabajadores rurales UATRE. Así se incorporaron temas de seguridad personal y de entorno de trabajo.

La evaluación de los trabajadores en situación de trabajo para certificar las competencias fue un punto de quiebre para asegurar la transferencia de las buenas prácticas a la situación real efectiva.

Pese a los avances demostrados, los estándares internacionales y nacionales en seguridad laboral y el sistema de certificación y formación continua no son adoptados por todas las empresas. “Fundamental para su adopción es el compromiso desde la más alta autoridad de la empresa o de los productores forestales para impulsar una fuerte cultura de seguridad en la empresa y en sus contratistas. Es imprescindible que la política de la empresa en salud y seguridad alcance a los contratistas forestales, incluyendo en sus contratos los estándares de salud, seguridad y bienestar que tiene la empresa para sus empleados propios y, principalmente, se controle que esto se cumpla”, apunta Peirano.

 

El rol de las empresas líderes del sector es clave: si impulsan estas medidas hay una trasferencia muy rápida para las mejores prácticas hacia todo el sector.

 

Las empresas socias de AFoA exigen que el 100% de los trabajadores de los contratistas estén certificados por competencias laborales, especialmente, en los puestos de mayor riesgo, como es motosierristas, aplicadores de fitosanitarios, podadores, combatientes de incendios, entre otros. Esto se incluye en el contrato de servicio. Las empresas también se aseguran de que sus contratistas tengan formalizados a sus empleados.

El rol de las empresas líderes del sector es clave: si impulsan estas medidas hay una trasferencia muy rápida para las mejores prácticas hacia las empresas contratistas y se difunde hacia todo el sector.

Queda por delante llevar la normativa al trabajo vinculado a actividades familiares y de productores forestales informales. “La seguridad laboral está directamente relacionada con el trabajo formal. Para lograr un trabajo seguro se debería promover sistemas de empleo formales sencillos, adaptados al formato laboral forestal y sin costos desproporcionados para el empleador ni para el trabajador. Paso inicial para poder ir adoptando las herramientas de buenas prácticas y la certificación de trabajadores para asegurar un trabajo seguro”, concluye Peirano.

 

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