Construyeron un complejo de 26 viviendas sociales de madera en París

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Desde que el 26 de setiembre del año pasado el Gobierno argentino y las cámaras y asociaciones empresarias más representativas de la actividad forestoindustrial, suscribieron un Convenio de Colaboración para la Promoción de la Construcción con Madera, por el cual se establece que al menos el 10% de las viviendas sociales financiadas por el Estado serán construidas en madera, el tema fue creciendo en importancia teniendo en cuenta el impacto de reactivación que puede significar para el sector.

En este contexto cobra especial interés la publicación en exclusivo para ASORA Revista de un proyecto de viviendas sociales de madera construido en una de las principales capitales de Europa, un continente que desde 1998 viene ejecutando acciones consistentes en la promoción de la madera en la construcción sustentable.

Situado en un predio cerrado y apartado de la calle principal, este proyecto de 26 viviendas sociales responde a su ambiente circundante y al informe del diseño que impuso una solución de construcción en madera, cuya autoría corresponde al estudio Odile+Guzy Arquitectos.

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Un conjunto de vivienda intermedia fragmentada (20 unidades) y una hilera de casas adosadas (6 unidades) se disponen alrededor de un paseo central arbolado que deja espacio para la vegetación y los espacios externos.

El terreno tiene una forma rectangular y mide aproximadamente 38 m x 47 m, que se estrecha al llegar a la calle y a la entrada. Esta geometría restrictiva se dificulta más por la presencia de un pasaje, una casa y garajes existentes, que ofrece pocas bases para el crecimiento futuro.

El concurso de diseño lanzado por OPAC Saône & Loire concebía inicialmente la construcción de dos edificios distintos de 3 a 4 pisos, 20 viviendas colectivas y 6 viviendas intermedias. “Pronto nos dimos cuenta de que esta tipología era inadecuada y no permitiría estructurar suficientemente o aprovechar el emplazamiento. Nuestra propuesta coloca tanto énfasis en lo vacío como en lo sólido y ofrece vivienda intermedia e individual antes que vivienda colectiva e intermedia”, explicaron los arquitectos del estudio.

Entre los principios constructivos fue una prioridad el uso de un método de construcción de madera rentable. La estructura, los postes de madera, la losa de piso de hormigón y el marco de fachada de madera cumplen con los requisitos normativos de una forma económica, al mismo tiempo que eliminan los elementos de soporte intermedios dentro de las viviendas para garantizar la flexibilidad de los espacios. Esta solución simple es posible gracias a la racionalidad de la planta y una superposición rigurosa de las tipologías.

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La fachada del proyecto está hecha de madera de abeto modificada térmicamente que asegura un envejecimiento armonioso. Con el paso de los años, el revestimiento conseguirá un tono gris carbón y contrastará con los elementos de metal blanco de las fachadas.

El material de revestimiento entrega a las superficies exteriores un ritmo que continúa a través de los lados de los balcones, donde los listones están separados para permitir la vista, mientras protegen los interiores del sol directo y dan privacidad a los departamentos.

En respuesta a las dimensiones restringidas del sitio y el tejido urbano cercano, los arquitectos propusieron un plan que proporciona variaciones en la densidad y en la privacidad, a medida que los edificios se extienden desde la calle.

La entrada al condominio conduce a un estrecho espacio destinado como estacionamiento junto a garajes existentes. Por su parte, el bloque de departamentos se levanta de tal forma que coincide con las alturas de los edificios vecinos.

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Los espacios incorporados en la estructura rompen la masa total. De esta forma, lo que resulta es una transición más permeable y acogedora desde el estacionamiento hasta el callejón central, que se puede ver desde la calle.

“Los vacíos ayudan a crear una secuencia de diferentes experiencias a medida que avanzas por el sitio”, explicaron en el estudio y remarcan: “ésta puesta en escena se prolonga a través del uso de pasarelas y escaleras externas que ofrecen vistas distantes y marcos notables hacia la ciudad”.

El proyecto en su conjunto alterna espacios funcionales libres y volúmenes edificados dependiendo de las calidades y las restricciones del trazado. Desde la entrada de la calle hasta el límite norte del emplazamiento, el estacionamiento al aire libre, las viviendas intermedias, el paseo, los jardines y las casas individuales crean una secuencia urbana que trabaja en armonía con la escala de los edificios vecinos. Por su parte, los volúmenes fragmentados de las viviendas intermedias crean un filtro entre el estacionamiento y el paseo central.

“Los vacíos ayudan a crear una secuencia de diferentes experiencias en tanto se desplaza a través del sitio. Esta puesta en escena se prolonga mediante el uso de pasarelas y escaleras externas que brindan vistas distantes y marcos notables hacia la ciudad.

Recíprocamente, el proyecto reduce el impacto visual de los imponentes edificios de viviendas circundantes como se ven desde la urbanización Bellevue.

Asimismo, la orientación de las viviendas intermedias crea un diálogo entre la calle al frente y la hilera de viviendas individuales detrás. El plano interior tiene en cuenta una diversidad de tipologías de vivienda con algunos espacios habitables orientados al sudeste y otros orientados al noroeste, cada uno tiene visiones despejadas hacia el exterior.

Los volúmenes construidos están revestidos con listones verticales de madera que acompasan la fachada. Este juego de vibración se extiende a lo largo de las hileras de casas adosadas mediante mamparas de separación de listones de madera enrejada que aseguran la protección solar y visual a cada vivienda.

La calidad de los espacios externos es un componente esencial del proyecto, un espacio para socializar, deja un gran lugar para la vegetación. De esta forma los árboles y arbustos con follaje perenne crecerán rápidamente y colonizarán estos espacios. Diversas variedades de abedules, seleccionadas por su crecimiento reducido y desarrollo vertical, introducirán una silueta esbelta que crea un diálogo con los volúmenes construidos del proyecto.

Un paseo central pavimentado permite el acceso a la fila de casas ubicada en el límite noroeste del emplazamiento. Cada casa tiene su propio jardín privado circundado por un cerco de arbustos que traza un límite para preservar su intimidad. Una marquesina de celosía de madera protege las salas de estar orientadas al sur de la ganancia solar. En la parte posterior de las casas, los volúmenes alternados de cocina y patio aseguran la articulación con el tejido urbano existente.

Se prestó particular atención a la quinta fachada. Los tejados de las casas brindan una escala individual y crean un paisaje colorido a la vista general de las viviendas. Al contrastar voluntariamente con las fachadas monótonas de las viviendas circundantes, la disposición de los tejados recuerda el patrón del diamante, característico de los techos de los edificios históricos de Borgoña. Este diseño le da una identidad específica al proyecto que es apreciada por los habitantes.

El proyecto crea y promueve la idea de una individualidad a cada habitante que vive en el ambiente. Debido a su configuración y a la composición entre lo sólido y lo vacío, cada una de las viviendas tiene doble orientación, los baños y las cocinas se ubicaron a lo largo de la fachada y se benefician con luz y ventilación natural directa.

La entrada de cada vivienda se ubica centralmente para optimizar espacio y permitir un máximo de superficie para las áreas habitables. Las cocinas y los livings se extienden en espacios externos generosos, jardines, patios o balcones según cada tipología.

La parte privada del hábitat no se plantea en oposición, sino en articulación con todos los otros espacios. Esos espacios, áreas comunes, senderos, escaleras externas permitirán una amplia variedad de usos, prácticas e interacciones sociales.