Con una inversión de US$ 87 millones, ya se encuentra en fase prueba el Nuevo Complejo Fronterizo Los Libertadores, un proyecto impulsado por el Gobierno de Chile a través del Ministerio del Interior para mejorar los estándares y la operación de ese paso binacional entre Chile-Argentina.
La obra fue concluida a fines de abril luego de tres años de trabajos en condiciones de extrema dificultad por las características climáticas de su emplazamiento a más de 3.000 metros de altura, lo que también planteó un desafío logístico para la obra, pero a la vez destaca al proyecto como la construcción en gran altura más grande de América Latina con utilización de madera laminada.
Las previsiones establecen que el complejo será inaugurado oficialmente en el próximo mes de septiembre. A lo largo de los cuatro meses del período de prueba (o de “marcha blanca” como se lo conoce en el país trasandino), los distintos servicios serán testeados para poder resolver cualquier dificultad que se presente, especialmente en lo que se refiere a aspectos como redes, sistemas informáticos y funcionamiento en general.
El complejo reúne un conjunto de tres edificios. El mayor tiene una superficie de 29.600 metros cuadrados y corresponde al área de control y servicios, punto crítico del paso fronterizo. Allí se inspeccionarán los camiones y ómnibus a nivel del piso, en tanto que en la planta superior se controlará a los automóviles particulares. Los otros dos edificios estarán destinados, en un caso, al alojamiento del personal del complejo, con una superficie de 5.200 metros cuadrados repartidos en cuatro pisos con capacidad para 400 camas; y otra dependencia de dos pisos, con 875 metros cuadrados, que alojará a la Delegación de Carabineros.
Diseño e ingeniería con madera
“El diseño fue desarrollado con las más altas exigencias constructivas, especialmente por las consideraciones de su ubicación y clima de alta montaña. Es importante mencionar que los requerimientos de sobrecarga de nieve de más de 1.400 kg/m2 que deben soportar las estructuras del techo de sus edificios, significó el estudio de distintas alternativas y poner a prueba distintos materiales: acero, hormigón prefabricado y madera”, comentó a ASORA Revista el Arq. Paulo Correa, responsable del proyecto y socio director del Estudio Correa Arquitectos, de Santiago de Chile.
“Al analizar los objetivos, los plazos y precios del proyecto, la madera tenía ventajas comparativas con otros materiales. El diseño pasó los filtros de costos y eficiencia de la operación en terreno y tuvimos como consecuencia la opción por la madera laminada. La cubierta fue construida en Santiago y llevada para ser armada in situ”, explicó el profesional.
La empresa encargada de la fabricación e instalación de la estructura de cubierta.fue Lamitec, que tiene casi medio siglo de experiencia en proyectos de esta envergadura. Su gerente de Proyectos, Ing. Ernesto Hernández, explicó que la madera se convirtió en la protagonista de la obra en buena medida por su comportamiento ante el fuego. “Sin tener que aplicar pintura intumescente o instalar un sistema de protección pasiva como rociadores, permite dar la resistencia al fuego que se requiere en un edificio como este. La estructura tiene que ser capaz de soportar 120 minutos de exposición directa al fuego”, detalló.
Estudio Correa avanzó en el diseño de una cubierta de 16.000 m2 que permitiera albergar la función central del complejo: el Edificio de Control y Servicios, que contempla en su interior un edificio de oficinas de funcionarios, el control de traspaso fronterizo de los distintos medios de transporte y los servicios de abastecimiento de agua, luz y calefacción. “En la fabricación y montaje de la estructura de este edificio se emplearon más de 3.600 metros cúbicos de pino radiata nacional, en piezas especiales perfectamente ensambladas que hacen resaltar la nobleza de este material y la sitúan como una de las edificaciones de madera más grandes de Sudamérica”, comentó el Arq. Correa. Los únicos elementos importados fueron las uniones metálicas: los conectores usados fueron barras o pasadores y pernos; uniones a través de espigas autoperforantes y tornillos especiales. Los herrajes vinculantes entre los tramos de la estructura se hicieron con planchas de acero galvanizado fabricados en una metalúrgica chilena.
El gerente de proyectos de Lamitec comentó que las características del proyecto generaron dudas por el volumen requerido de madera laminada: “Entonces el desafío fue que por el volumen del proyecto había que fabricar y mecanizar del orden de 600 metros cúbicos de madera laminada por mes para salir en los tiempos, y eso dentro de la industria nacional no se había visto”, señaló el Ing. Hernández. Como referencia, indicó que normalmente las plantas producen en Chile 200 o 250 metros cúbicos por mes.
Otro desafío lo constituyó el montaje en obra, del que tomaron parte unas 70 personas. La principal dificultad la plantearon el tamaño y peso de los elementos, dado que el edificio central cuenta con un marco de 103 metros de longitud. La decisión fue seccionarlo en seis partes, cortes hechos de acuerdo a los apoyos que se podían instalar. Hernández explicó que fueron subidos en tramos con grúas de alto tonelaje y unidos mediante planchas metálicas, pernos, pasadores y tornillos autoperforantes. “Los tramos consistían en elementos de hasta 24 metros de largo, 57 centímetros de espesor y casi un metro 70 de altura y se apoyaron en soportes metálicos”, acotó.
Como experto en infraestructura en zonas extremas, especialmente de alta montaña, el Arq. Paulo Correa destacó que “cuando se trata de edificios en alta montaña la madera es uno de los materiales más recomendados porque es dúctil, fácil de utilizar, requiere de poca mano de obra y se fabrica de manera rápida, a diferencia de otros materiales”. A estas características sumó el excelente comportamiento ante el fuego, la captura de CO2 a lo largo de toda su vida útil y la calidez que le otorga a los espacios, aún a los de grandes dimensiones, como en el caso del Complejo Los Libertadores. “Nos interesaba que en el edificio principal, especialmente en su estructura, se notara la nobleza de un material natural, que la persona que entrara al edificio en auto, en bus, como fuera, se diera cuenta de que se pueden hacer construcciones grandes en madera y notara de inmediato su calidez”, comentó el Arq. Correa.
Por último, enfatizó que la obra “es un orgullo para todo el equipo de diseño porque no solamente nos deja muy contentos desde el punto de vista de la imagen, sino porque desde el punto de vista estructural la madera pasó todas las pruebas. Y junto con esto, nos alegra el resultado por la imagen país que se proyecta desde un edificio público que será la cara visible de Chile hacia los extranjeros que nos visiten”.
La madera como emblema
El proyecto del Complejo Los Libertadores fue presentado durante la última edición de la Semana de la Madera, organizada por la Corporación Chilena de la Madera – CORMA en noviembre del año pasado.
El presidente de la entidad, Juan José Ugarte, calificó al complejo como “un edificio emblemático que muestra lo que podemos hacer con la madera y donde el recurso forestal es clave para que el mundo pueda avanzar a un desarrollo sustentable y equilibrado que permita mejorar la calidad de vida de todas las personas. Este edificio representa la agenda del futuro”.
La gerenta de Madera 21 / CORMA, Francisca Lorenzini, agregó que el proyecto va en la línea de los esfuerzos por promover la industrialización y prefabricación en madera para edificios de gran escala en Chile: “La madera ha demostrado en esta obra ser una respuesta eficiente, productiva y sustentable para enfrentar este tipo de desafíos en la industria de la construcción. Las nuevas tecnologías, el avance normativo y el gran talento de los profesionales chilenos, debe seguir avanzando para aumentar ejemplos de este tipo en Chile”.
Fotos: Estudio Correa y Lamitec