El estudio de Córdoba integrado por los arquitectos Rosario Mondejar y Agustín Berzero, y sus colaboradores los arquitectos Nicolás Szydiowski, Tito Maximiliano Gonza, Benjamín Moneo, Nicolás García de la Rocha, Melina Guzmán, Francisco Mercado, se adjudicó el primer premio del Concurso Nacional de Proyectos “Módulo Emergente en Madera”, organizado por la Sociedad Central de Arquitectos (SCA); promovido por ASORA y la Escuela Superior de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Morón (UM ESAD); y auspiciado por FADEA – Federación Argentina de Entidades de Arquitectos; y TAO paneles.
El concurso a nivel nacional formó parte del conjunto de actividades especiales que se organizaron en el marco de la 15ª FITECMA – Feria Internacional de Madera & Tecnología, para promover el mayor uso de la madera en la construcción y diseño de interiores, que tuvo lugar del 13 al 16 de julio, en el Centro Costa Salguero de la Ciudad de Buenos Aires. El premio consistió en $250.000 en efectivo y la construcción del proyecto en escala real que fue exhibido durante la feria.
Presentación del Proyecto
Como parte del II Congreso de Arquitectura en Madera “Innovación sin límites”, organizado en el ámbito de FITECMA por la Escuela Superior de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Morón (UM-ESAD), los Arq. Agustín Berzero y Rosario Mondejar, presentaron el proyecto ganador.
“Cuando leímos las bases nos encontramos con el desafío de dar respuesta a través de nuestra disciplina a lo que pedían las bases de condiciones. Y ahí nos preguntamos ¿qué era para nosotros un módulo emergente en madera? Una de las respuestas que empezamos a encontrarle a esta pregunta fue la posibilidad de crecimiento y la idea de agrupamiento. Entonces, si bien el proyecto hablaba de un módulo emergente, nosotros entendíamos que con esta condición social, o ante situaciones similares, el módulo tenía que tener la posibilidad de crecer o poder agruparse. Por esto de ir un poco más allá del programa. Si bien nos pedían una vivienda, también imaginamos que podían suceder otro tipo de actividades, por ejemplo un dispensario de carácter social”, comentó el Arq. Agustín Berzero.
A su turno, la Arq. Rosario Mondejar se refirió a los detalles del proyecto. “Tratamos de establecer una tipología en la que la envolvente no sea solo un cerramiento, una envolvente que protege el clima, sino también, que se vuelva una envolvente habitable, que tenga un espesor y que permita alojar las actividades más duras o establecidas, como podrían ser dormir, cocinar o bañarse, para así liberar el centro, que es el espacio en donde las familias habitan a diario”, dijo la profesional.
Ambos autores coincidideron en que “lo más importante de nuestro trabajo, por lo menos para nosotros, fue esta idea de que si bien pedían un módulo de 30 m2 que tenía que crecer a 45, creíamos que esta condición de módulo emergente podía ser menor. Entonces pensamos un módulo que podía ser más pequeño, de 15 m2, que era una especie de embrión. Y ese embrión nos podía resolver la totalidad de un sistema o de un agrupamiento. Creo que ahí estuvo para nosotros la posibilidad, la vimos y la encaramos”, precisaron durante la premiación.
Finalmente, hicieron mención a la necesidad de de entender “cómo funcionaba el sistema de paneles TAO autoportante con el cual debíamos construir según lo establecían las bases. Y decidimos trabajar con piezas totalmente completas, paneles sin corte. Lo que hicimos fue poner la estructura afuera, sacar los huesos -digamos- que sostienen el edificio, y hacer que esta estructura pase a formar parte de la expresión o del lenguaje del proyecto. Y otra de las cuestiones era que esta disposición de la planta nos permitía una especie de crecimiento ilimitado”, explicó el Arq. Berzero.
El corte que se ve arriba o la fachada, a nosotros es la pieza que más nos gusta. Utilizamos como las clavaderas en los lugares de apoyo. Es como una especie de pirueta simple que hacemos con la estructura para sacar rápidamente el agua.
Creo que la estructura es otro de los valores que resuelve un poco la expresión del programa. Y esta otra pieza que nos gustaba como para parafrasear a otros maestros que siempre tenemos presentes, pero acá le dimos una vuelta y dijimos que de la sección corría la planta libre. Sabrán de quién hablo. Del planteo compacto al crecimiento ilimitado y de la libre repetición de la pieza que configura la parte y el todo. Esas son pequeñas cositas que aparecían en la memoria.
Algunas cuestiones que tienen que ver con la manipulación del aire, de la luz, del viento, de las cuestiones por ahí intangibles de la arquitectura, pero que son hasta las más importantes, hacen a la habitabilidad del espacio o que ese espacio sea confortable. Algunas de estas imágenes que se muestran con ese espacio libre y esos bordes ocupados.
Memoria del Proyecto
De la sección corrida a la planta libre
La propuesta se reduce a la simple repetición de una sección que lo resuelve todo.
Un prototipo sistematizado que tiene la posibilidad de partir de un módulo embrión de 15m2 capaz de crecer en el desarrollo de un pórtico hasta conformar la unidad habitable y sus múltiples variables.
Es decir, resuelve la necesidad de crecimiento a partir de la libre repetición e la misma pieza que configura la parte y el todo. Del planteo compacto al crecimiento “ilimitado”.
El módulo como sistema
La propuesta propone una tipología efectiva desde el estudio riguroso de la planta, el corte y las posibles actividades trascendiendo el mero encargo.
Permite un alto grado de adaptabilidad que posibilita resolver además de las necesidades propias de una vivienda emergente (dormir, estar, cocinar, bañarse) alojar múltiples programas que den apoyo a las necesidades básicas de la comunidad como un dispensario, centro social o mucho más.
Una envolvente habitable. El resultado se reduce a la conformación del límite con espesor. La reflexión sobre la transición entre el adentro y el afuera como envolvente capaz de contener una función. Los usos duros configuran los bordes liberando al máximo el espacio interior, donde se desarrollan los usos principales del habitar. Al mismo tiempo, dicho espesor actúa como regulador climático tan solo por su criteriosa disposición, entendiendo al límite como envolvente y contenedor.
La reelaboración del programa
Al ubicar sobre dos de las fachadas los usos secundarios, la misma toma espesor y se convierte en un fuelle funcional y climático entre los espacios de uso y el exterior. Al agrupar estos servicios, se liberan los módulos interiores, permitiendo vincularlos entre sí y ofrecer mayor flexibilidad espacial. Los distintos usos principales definen los módulos de servicios que lo completan. Así, se determinan posibles agrupamientos básicos, como dormir + estar, comer + cocinar, estudiar + descansar, guardar + higienizarse, entre otras posibles combinaciones. Los distintos espacios no tienen una marcada jerarquía espacial, sino que se trata de un sistema abierto y flexible que permiten la continuidad y libertad de uso.
Del módulo a la ciudad
El esquema propuesto tiene la flexibilidad de adaptarse a muchos emplazamientos. Desde los más urbanos, como lotes vacíos o al margen de espacios públicos; a los más periféricos a la mancha urbana, en implantaciones aisladas o en el paisaje natural.
Reflexionamos sobre un diseño que no dé una única solución estática, sino que permita una serie de resoluciones que puedan ir evolucionando y re-espacializando el habitar. Paralelamente, entendemos las situaciones de emergencia y posible utilización esporádica, por lo que buscamos otorgar soluciones económicas y de rápida construcción, pero que den calidad material, funcional y espacial.