El Arq. Guillermo Marshall es un referente mundial en fachadas y envolventes de edificios. Su visión de la madera es desafiante para los arquitectos y también para la industria. Pide dejarse emocionar por el material y buscar alianzas que permitan el desarrollo de la madera en el ámbito de la construcción.
En una entrevista con ASORA Madera y Tecnología, destacó que el creciente interés por la madera en la arquitectura se debe, en gran parte, a la imperativa búsqueda de sostenibilidad.
Síntesis conceptual de los contenidos de la entrevista
Sostenibilidad y distinción, motores del cambio: Marshall subraya que la sostenibilidad es un “enganche” innegable para los arquitectos. La energía embebida en la madera es significativamente menor que la del aluminio o el vidrio, una ventaja que “no resiste ningún análisis” comparativo, enfatiza. Esta característica está atrayendo a desarrolladores de vivienda. Pero Marshall también destaca que, más allá de lo ambiental, la madera ofrece un elemento distintivo. Citando al arquitecto italiano Renzo Piano, Marshall rememora que “la madera tiene emoción”. “Hoy hay más Excel que emoción en la arquitectura”, se lamenta.
Tecnología y emoción, una pareja imbatible: La madera posee una doble capacidad de seducción para los arquitectos: la sostenibilidad como valor racional y la emoción como atractivo intrínseco. Desde una perspectiva técnica, Marshall se declara un “entusiasta del glulam” (madera laminada encolada). La falta de conocimiento sobre las posibilidades que entrega este material en la comunidad arquitectónica es, para él, una oportunidad perdida.
Desafíos y oportunidades en América Latina
La implementación a gran escala de la madera en la construcción, especialmente a través de tecnologías como el CLT (madera contralaminada), requiere una inversión significativa. Por eso, Marshall subraya que la infraestructura industrial aún está en su “mañana”.
Alianzas y materiales
Marshall subraya que “no hay materiales buenos o malos; hay buenos o malos usos de los materiales”. Esta filosofía invita a las empresas del sector maderero a buscar “socios estratégicos” en lugar de verlos como competencia. La madera, con su tecnología y emoción, está lista para un futuro prominente en la construcción si se cultivan las alianzas correctas.





















