El reconocido fabricante de aberturas Gromanti festejó su aniversario 47 con la inauguración de su moderno centro de logística y depósito ubicado en el mismo predio de su planta industrial de Exaltación de la Cruz, Buenos Aires.
ASORA Revista conversó con el director de la empresa Daniel Diamanti, quien destacó que la inversión concretada les asegura una mejora en la productividad, con lo que aspiran a crecer en su segmento de mercado.
– ¿Qué cambió para Gromanti con el traslado de todas sus operaciones a un mismo emplazamiento?
– Principalmente nos implica un crecimiento como empresa, nos consolida con nuestros clientes y nos permite ganar en competitividad y servicios. Más allá de la situación puntual del país, nuestra producción está en unas 16 mil unidades mensuales. El movimiento de esa producción ahora queda concentrado en un mismo lugar, lo que se traduce en menores costos de logística y mejoras en tiempos de entrega. Internamente, además, todo se nos facilita, porque cualquier inconveniente es mucho más fácilmente solucionable. Y al estar la parte administrativa y comercial también en las nuevas instalaciones, ganamos en capacidad de respuesta cuando hay que tomar decisiones o resolver imprevistos. Realmente, la inauguración del depósito significa mucho para Gromanti, porque era un anhelo que teníamos como toda pyme que crece: contar con instalaciones modernas, que hagan que los clientes se sientan respaldados. Y, al mismo tiempo, se da en un momento en el que la nueva generación empieza a ganar protagonismo en el manejo de la empresa, tanto en el plano industrial, como en el comercial y el organizativo. Entonces, se da una combinación de factores que nos pone frente al comienzo de una nueva etapa, con nuevos desafíos, y creemos que estamos bien plantados.
– ¿Cuáles son las características del centro de logística?
– Pensamos en una estructura que nos permitiera ensamblar todas las puertas y hacer la distribución para todo el país en un mismo lugar. El proyecto también incluyó la parte de oficinas para el sector comercial y administrativo. En total hablamos de una superficie de 7.000 metros cuadrados de galpón, más playa de carga y 600 metros cuadrados de oficinas. El total de la superficie es una hectárea y media. Y en conjunto el predio de la empresa ocupa tres hectáreas. La planta industrial tiene unos 22.000 metros cuadrados.
– ¿Cómo está armado el proceso de logística?
– Todos los días se hace un movimiento interno de mercadería desde producción a depósito, de acuerdo con los faltantes para mantener un stock listo para despachar. En el depósito nuevo tenemos un estoqueado al máximo de capacidad del cual directamente vamos sacando y reponiendo. Tenemos siete camiones propios que salen a repartir todos los días al Gran Buenos Aires, CABA y algunos lugares como Rosario, zonas de Entre Ríos, Mar de Plata. En general, cubrimos con nuestra flota un radio de hasta 500 kilómetros. El resto del país, salvo excepciones, va todo en expreso. También hay casos, como clientes de Neuquén o del norte, por ejemplo, que vienen a cargar directamente a fábrica.
– En cuanto a la producción, ¿cómo está organizada?
– Nosotros nos especializamos en puertas placa de interior. Históricamente fuimos sumando modelos y nuevos desarrollos de producto. Actualmente nuestra producción se compone de tres líneas de productos, cada una orientada a un segmento de mercado: económico, intermedio y premium.
– ¿Cuáles son las características de los productos para cada uno de esos segmentos?
– El producto más económico es una puerta liviana que lleva un marco de chapa 24 y hojas en pino o MDF para pintar. Después tenemos un segmento intermedio compuesto por las puertas en MDF 5 mm y MDF 9 mm pantografiado y también por una línea que viene con tapas HDF Craftmaster, un foliado texturado prepintado que es un material que importamos desde Chile y que no se fabrica en el país. Otro producto intermedio que se usa mucho es la puerta enchapada en cedrillo o curupixá que viene de Brasil. Todas tienen marco de chapa 18 o marco de madera. La línea premium es la más nueva y lleva un foliado que la hace libre de mantenimiento. Además, incluye burlete y bisagras y cerradura importadas y marco de madera, a lo que le sumamos un contramarco regulable para que no haya problemas de colocación en obra. Ese contramarco regulable permite ajustes de movimiento de 4 a 6 centímetros. Lo que es la línea básica y media tenemos un stock permanente. Lo que es la línea premium se hace sobre pedido. En Gromanti nos caracterizamos por tener una respuesta rápida de entrega. Si es un pedido normal, máximo en dos días se hace la entrega. Si es un pedido fuera de medida, el tiempo de entrega oscila de una semana a diez días. Se juntan todos los pedidos semana a semana. Mayormente el lunes y martes la fábrica trabaja sobre pedidos fuera de medidas estándares. El resto de los días van las líneas normales. Por esto es que no podemos tener líneas continuas. La producción la tenemos armada en islas que se adaptan a cualquier pedido. Así podemos abastecer a toda la demanda especial, que hoy es la que más se está moviendo. Sabemos que tenemos una fábrica que tiene una gran capacidad de producción, pero que está armada modularmente para trabajar por pedido.
– Dentro del total de la producción, ¿qué porcentaje se lleva cada uno de estos tres segmentos?
– Lo que estamos notando hace años, por la situación que está atravesando el país, es que la puerta de menor calidad es la que baja en ventas. En cambio, el segmento que más aumenta es el de la puerta intermedia y la premium. En nuestro caso, al estar en una zona rodeados de countries, las líneas más caras dominan la producción: el 80% de la producción es de media a alta. Por día nuestra producción es de unas 800 unidades, que en el mes rondan entre 15 y 16 mil puertas.
– Con respecto al tipo de marcos, ¿cómo se reparte la producción?
– Notamos que, con el tiempo, la tendencia es que vaya desapareciendo la chapa. Hoy estamos casi 50% madera y 50% chapa porque la construcción en el país no se adapta a los cambios globales, seguimos con la construcción como se usó toda la vida: amurar el marco con cemento. Eso tiende a desaparecer. Ahora es la época de la espuma, el contramarco regulable, la obra semi terminada en la que las aberturas entran al final, como se hace en Europa o en Estados Unidos. Acá estamos medio lejos, pero va a llegar, como llegaron las puertas foliadas. Esa es
otra de las cosas que se notan: el cambio de las puertas para lustrar por el MDF para pintar en obra, que antes era 80-20 y ahora la proporción es 40-60, lo que viene de la mano con un cambio a la baja en el costo final del producto.
– ¿No pensaron en hacer el pintado?
– Lo evaluamos, pero hay varios problemas y preferimos no incursionar en el pintado. Uno entrega una puerta terminada, terceros la llevan a una obra y siempre está el riesgo de una incorrecta manipulación, que aparezcan golpes, rayaduras… Es complicado. Por eso, sobre todo en Uruguay, se están armando equipos de laqueado en obra para terminar el producto una vez que está la puerta colocada. Eso es algo que va a llegar también a nuestro mercado.
– Con respecto a los materiales e insumos, ¿cómo es el proceso de provisión?
– Una política desde siempre de nuestra empresa es la de estar estoqueados de materia prima para 6 a 8 meses de producción. Hoy eso tiene un costo importante, pero a nosotros nos permite cumplir siempre los plazos de entrega. Ese es un diferencial de Gromanti en el mercado. Con respecto a los productos importados, hoy se nos está complicando un poco porque traemos materiales de Chile, Alemania, África, Brasil y China. Nacional usamos principalmente pino de Misiones y álamo del Tigre. Los adhesivos son de un proveedor de la provincia de Buenos Aires. Las puertas económicas son 100% de componentes nacionales. La línea intermedia tiene un 80% de componentes nacionales. En cambio, una puerta premium tiene un 70 a 80% de componentes importados.
– ¿Notan mucha diferencia de calidad entre los insumos importados y el similar nacional?
– Sí, en algunos componentes, como determinados herrajes. Pero, en general, nosotros usamos materiales importados cuando no hay similares nacionales. Por ejemplo, la cola PUR, que es el adhesivo que se está usando ahora en el mundo, todavía no se fabrica en Argentina. La madera que viene de África es el okumé y de ese estilo no tenemos para los marcos de madera de alta prestación. Las tapas HDF Craftmaster se hacen en Chile y en Estados Unidos. La mayor parte de los insumos importados que usamos es porque no hay de fabricación nacional.
– En el caso de las maderas nacionales, ¿las compran secadas?
– El álamo lo compramos verde y viene con 60 a 70% de humedad, lo ponemos en el secadero para que salga al 9 o 10%. Nuestro secadero tiene una capacidad de 40.000 pies. Lo que es pino y un pequeño volumen de eucalipto que estamos incorporando ya viene todo seco.
– En equipamiento tecnológico, ¿necesitan actualizarse?
– En tecnología, el último gran salto lo dimos con la incorporación de una línea de foliado. Desde hace un par de años la renovación de máquinas está complicada por el tema SIRA. Más todavía para los repuestos. Creemos que de a poco se va a ir normalizando. No enfrentamos una necesidad tecnológica urgente, pero tenemos presente que debemos reinvertir en tecnología como parte de nuestro proceso de crecimiento. Lo cierto es que hicimos un gran esfuerzo para levantar y terminar el depósito y centro de logística. Ahora tenemos que pasar de vuelta a mirar la planta industrial para pensar un plan de renovación de máquinas. Vamos estableciendo prioridades porque, como toda pyme, todo junto no podemos abarcar.
– ¿Y en cuánto al tema del personal?
– Conseguir gente especializada para trabajar cuesta un montón.
Nosotros, en esta zona, tenemos cerca la planta de Toyota que capta la gente más capacitada. Cuando hablamos de que no hay gente capacitada es porque hoy se precisa manejar máquinas computarizadas. Pero lo que más cuesta es conseguir personal de mantenimiento de esas máquinas. En nuestro caso tenemos un buen plantel, pero si queremos producir más o ampliar un turno, el panorama se pone muy complicado.
– Dentro del mercado interno, ¿cómo está posicionada hoy Gromanti?
– Estamos dentro de un grupo de cinco empresas que abarcamos el 40% del mercado, aproximadamente. Pero a su vez, existen un montón de fábricas por todo el país que producen de 500 a 2.000 puertas por mes y que atienden demandas muy locales o regionales.
– ¿Cuáles son las plazas fuertes de la cartera de clientes de Gromanti?
– El Gran Buenos Aires es históricamente nuestra mayor plaza del mercado. Le sumamos el mercado de la Ciudad de Buenos Aires, que es muy fuerte porque se está edificando permanentemente. La zona norte del Gran Buenos Aires, que es la parte de los countries y nos queda cerca es nuestra mejor plaza. La zona oeste también es una zona fuerte, al igual que La Plata, que siempre fue importante para nosotros. En el resto de país, Neuquén siempre empujó mucho las ventas, más aún con el fenómeno de Vaca Muerta. En síntesis, el 50% de las ventas está en el AMBA y el otro 50% está distribuido en el resto del país. Quiero destacar el caso de Uruguay, que es una plaza muy importante también desde hace mucho tiempo y donde nos va muy bien.
– ¿Esto fue más o menos igual a lo largo del tiempo?
– Sí, lo que cambia es que vamos haciendo clientes nuevos. En el norte, por ejemplo, hicimos clientes nuevos que son muy grandes. En el sur también. Nosotros no vendemos al consumidor final, sino que tenemos un sistema de visitas a clientes y a potenciales clientes. Hoy tenemos casi 800 clientes en cartera, con un perfil de corralones de materiales para la construcción y madereras. Hay muchos corralones que crecieron de una manera espectacular, en el norte, por ejemplo. En la parte comercial, desde que entró a la empresa la tercera generación, que son mis hijos y mis sobrinos, le dieron mucho empuje a la empresa, en marketing, por ejemplo. Traen otras capacidades, diferentes a las de los que empezamos la historia. Nosotros tenemos la capacidad para hacer la fábrica, para imponer la marca, para hacer todas las estructuras, pero los chicos vienen con otra impronta para la parte comercial. Diría que son mucho más hábiles que nosotros en una época donde las comunicaciones, internet y las redes son fundamentales.
– Precisamente, la marca Gromanti es una de las más conocidas en el segmento de puertas placa, ¿han encarado alguna acción especial para posicionar, potenciar, diferenciar la marca?
– La nueva generación le dio mucho empuje a eso. Estamos haciendo publicidad en televisión, revistas, redes sociales. Hemos desarrollado catálogos diferentes. Y más allá de la situación del país, vale decir que la construcción siempre camina, siempre mueve. A veces un poco más, a veces un poco menos, pero no se para.
– Mencionó a Uruguay y lo destacó como un mercado importante para la empresa, ¿tienen planes de exportación?
– Con el nuevo tipo de cambio pensamos que vamos a vender mucho mejor en Uruguay. Es el único mercado externo que sostenemos. Hicimos pruebas con Estados Unidos, pero no prosperó. En el resto de los países limítrofes por ahora no vemos una oportunidad clara, aunque hay que estar atentos a cómo se empieza a acomodar el tipo de cambio y la economía. Paraguay está caminando muy bien, Chile también. Bolivia está avanzando mucho. Brasil es más difícil para entrar porque está muy bien armado industrialmente.
– ¿Qué panorama ven de acá hacia adelante?
– Vamos a tener meses difíciles. Yo calculo que hasta mayo o junio va a haber que pelearla. Y después, de a poco, se va a acomodar. Para nosotros es complicado porque tenemos casi 90 personas. Yo lo comparo con la pandemia: tuvimos unos cinco o seis meses feos, se terminó la pandemia y empezamos a trabajar, trabajar, trabajar, trabajar y no parar. Esperamos ir en esa dirección.
Una historia que inicia un nuevo capítulo
Agustín Diamanti es el fundador y presidente de Gromanti. La inició en 1967, en San Martín, Buenos Aires. “En ese momento mi papá se dedicaba a los muebles de dormitorio. En el año 77 se ponen en sociedad con un hombre de nacionalidad polaca, que se llamaba Gromek. De ahí sale el nombre: Gromek y Diamanti. Luego mi tío, dueño de Metalúrgica Potenza, Juan Celano, le propone empezar a fabricar frentes de placares, él hacía el marco de chapa y nosotros las hojas de los placares y la distribución”.
Hacia 1984 comenzaron a fabricar las puertas placas. En 2018 arrancan con la construcción de la nueva planta, que fue inaugurada en 2021. “La empresa, desde ese momento, comenzó a crecer y tuvo un buen envión. La fábrica, parece que no, pero dio otra impresión a la gente y empezamos a hacer muchos clientes nuevos”.
Con la inauguración del centro de logística, Diamanti destacó que “se cierra el círculo iniciado cuando nos mudamos a este lugar. Estamos empezando una nueva etapa”.
El valor de la nueva generación
“Gromanti ya tiene plenamente incorporada la tercera generación y eso es muy importante para nosotros”, destaca Daniel Diamanti. “Esta empresa la fundó mi papá Agustín, le seguí yo con mis dos hermanas Mónica y Verónica y ahora tengo a mis tres hijos: Lucas, Sofía y Valentín, que recién está empezando; y a mis dos sobrinos: Gonzalo y Rodrigo Losada. Todos ellos le están dando una impronta de este tiempo, le ponen mucho empeño a la empresa”.
El director de Gromanti destacó que con la nueva generación siente un respaldo para la continuidad. “Soy un apasionado de la fábrica, me gusta lo que hago, pese a tener que lidiar con problemas por todos lados. Por eso valoro que los chicos me apoyan un montón y me alegra saber que seguirán con algo que empezó con mucho esfuerzo mi papá hace casi medio siglo”.