Madejuy es un novedoso emprendimiento con sede en San Salvador de Jujuy. Construyó su primera vivienda en 2023 y acaba de iniciar el ciclo de producción modular con tres proyectos.
Fabián Kindgard es su titular. En diálogo con ASORA Madera y Tecnología presenta la experiencia de Madejuy, destacando la innovación en el uso de madera nativa y pino, la aplicación de normativas estructurales y los retos y oportunidades en el mercado del NOA. También repasa los procesos productivos y costos de la actividad y da cuenta de los planes inmediatos de industrialización y expansión de la empresa.
– Madejuy es un emprendimiento personal que fue tomando forma de industria. ¿Cómo se dio ese proceso?
– En este país, uno tiene que reinventarse permanentemente. Es divertido y agobiante a la vez. Hace unos cinco años atrás empecé a notar que el metro cuadrado de casa de madera tiene más valor que la madera en sí. Eso me daba la posibilidad de seleccionar la misma madera que tengo en una finca. Así el rollo de pino ganó más valor. En 2022 inicié la empresa de construcción con madera y tomé contacto con el INTA Concordia, particularmente con el Ing. Martín Sánchez Acosta y el Ing. Ciro Mastandrea, que me enseñaron mucho. Hoy la demanda de casas va creciendo. La madera tiene un futuro en la vivienda porque el déficit habitacional es gigante. La curva de demanda ya es y va a ser enorme. Debemos casi un millón de casas en la Argentina y no tenemos recursos como para hacerlas, a menos que sea con madera, que encima es renovable. Nosotros el año pasado forestamos siete hectáreas de eucalipto grandis, un compromiso que asumimos y promovemos desde Madejuy. Ahí está el futuro de la casa: en el arbolito. Es increíble pensar que un árbol puede hacer una casa y que cumple con la normativa estructural y de aislación. Que hace más rentable la inversión, porque cuesta menos calefaccionar y menos enfriar. Son beneficios que a la gente le cuesta ver todavía, pero en el futuro no va a quedar otra. Entonces, dije “esta es la empresa que voy a desarrollar en los próximos 20 años”.
– El rollo de pino ganó valor al destinarlo a la construcción con madera, ¿cuánto más valor ganó?
– Un 20% más sobre el total de la venta. La selección de madera tiene un costo y, si bien pareciera que al seleccionar se gana mucho dinero, lo que sucede es que necesitas la gente capacitada para que lo haga. La ecuación cierra, pero más importante es lo que viene. Hoy soy la única empresa en Jujuy que trabaja con normativas. Lo hacemos porque de esa forma garantizamos a los clientes la durabilidad del inmueble, reducimos gastos en mantenimientos y cumplimos con la normativa estructural que determina cuánta madera debe tener por la zona sísmica en la que estamos.
– ¿Cuántos proyectos llevás concretados y cuántos en carpeta?
– Estoy terminando un proyecto de una casa de 62 metros cuadrados. Y próximo a encarar dos cabañas para un proyecto turístico en medio de la selva. Y esta es otra de las particularidades de esta construcción: cada vez más se puede hacer más en el taller. Entonces puedo construir en un lugar donde ni siquiera tengo agua. Muy interesante también es la velocidad de construcción. Y la solución que le genera al cliente. Este año logamos que la rueda nos permita ir hacia un taller con maquinaria, consolidar empleados y comenzar a soñar la industria. En 2023 hicimos la primera casa, que fue de dos pisos. Un desafío importante para nosotros. Tomamos muy seriamente el diseño porque considero que el diseño tiene que cambiar la forma de ver las casas de madera. Hacer una caja con techo y ponerle tabla es a lo que la gente le pone mala cara. Nosotros hicimos un machimbre de una pulgada, pero sin bisel. Y queda mucho mejor, es muy fino en su terminación. Y es el mismo pino. También colocamos la madera en vertical. Cortamos a 45 grados los bordes para evitar el fenómeno de capilaridad que tiene la madera, en donde una gota puede quedar del otro lado de la cubierta y ahí comienzan los procesos de generación de hongos y, por tanto, se pudre la madera. Esto es parte de la técnica correcta de construcción. Esa técnica del corte a 45 es canadiense: imaginen sus casas con nieve durante 6 meses y no tener ese problema. Mucha gente está mirando con otros ojos las casas de madera. Pero las miran mejor cuando el diseño es lindo.
– Desde los costos, ¿cuál es el diferencial para la madera?
– El steel frame maneja números para el metro cuadrado de construcción muy elevados, casi igual que la tradicional, o sea, por arriba de los mil dólares. Hoy hay una oportunidad para los sistemas de entramado liviano de madera o wood frame. Ni hablar de las casas modulares o mejor conocidas como Tiny Houses. Nosotros vamos hacia eso: ya estamos trabajando con los arquitectos en un módulo de 122 por 244. Trabajar modularmente nos da una velocidad diferente a la hora de terminar una casa. Eso también genera un beneficio para nuestro aserradero porque puede cortar a 250, con un mejor manejo de los rollos y de su propia madera, con más aprovechamiento. Con todo esto se puede ofrecer un buen precio, pero uno tiene que trabajar mucho los costos para adentro y ser eficiente. Además, capacitar a la gente es fundamental. En el NOA, la tradición en madera es más bien de carpinteros. Hay que trabajar en eso porque el mercado se está abriendo cada vez más.
– ¿Cuál es, entonces, el costo aproximado del metro cuadrado?
– Depende de qué componentes se ponen adentro de la casa. Tenés una línea económica de 600 dólares el metro cuadrado y si te vas hacia una Premium podés llegar a los 1.000 dólares, porque la estructura no es lo que plantea la diferencia, sino los envolventes. Hay porcelanato de 80 mil pesos el metro cuadrado y un cerámico de 8 mil. Ahí está la diferencia, no en la estructura. Entonces, la versión económica tiene materiales estándares, pero todos de calidad. Trabajo con termofusión, todos los materiales son ignífugos, caños de luz de una pulgada. Y primeras marcas. Ofrecemos una casa duradera, una construcción en la que se puede confiar, porque hay que vencer esta cultura que ve mal a la madera. Por otro lado, estamos ofreciendo un proyecto de casa que se llama “Vivienda verde”, en tratativas con el gobierno provincial. Es una casa que tiene una habitación, baño y cocina comedor. Son 33 metros cuadrados. Y tiene una planificación para extenderse a dos habitaciones más, lo que sería la galería. Entonces, vos podés empezar una primera casa, bien terminada, que tiene 66 metros cuadrados de plataforma y de techo, pero la casa es de 33 metros. Tiene un costo aproximado de 28 millones de pesos, que es un número que hasta puede ser trabajado a través de un crédito y vale menos que un auto 0 km. Es una casa estándar que apunta a solucionar un problema de falta de habitaciones en la provincia y evitar pagar alquiler, que significan siete millones por año. Con eso, en cuatro años se pagaría la casa.
– ¿Qué plazos de entrega tienen?
– Tengo 20 días hábiles en taller y otros 20 días en terreno. Mi contrato dice 90 días por cualquier cosa que pueda pasar. En 60 días tengo la casa desde que firmamos el contrato, unos 40 días hábiles. El plazo varía según las dimensiones: hasta 70 metros cuadrados tardo lo mismo. A partir de los 70 en adelante, sí me puedo extender hasta 120 días, porque tengo más madera para trabajar, más metros cuadrados para cubrir. Pero también depende del proyecto, porque la logística es muy importante. No es el mismo equipo, si la casa es más grande necesito sumar gente. Por ejemplo, el proyecto turístico queda en una localidad alejada que se llama Palma Sola. Es un proyecto de 200 metros cuadrados que tiene dos cabañas de 26 metros cuadrados. Y un quincho gigante de 150 metros cuadrados. Ahí vamos a trabajar ocho personas y a tratar de bajar el tiempo. En el equipo tengo un líder de obra, que es el que más capacitado está. Como particularidad estoy tomando jóvenes que están muy interesados en aprender a construir con madera y comienzan a pensar en un futuro laboral estable.
– ¿Cuántas personas componen el plantel de la empresa?
– Estables somos siete. Con nosotros trabajan un arquitecto, un maestro mayor de obra y carpintero que dirige las obras, un albañil oficial con el que hacemos plomería y la parte de obra húmeda, en el caso de que el cliente quiera su platea. Trabajo con tres ayudantes que tuvieron mucha experiencia en carpinterías y tienen el manejo de máquinas bastante aceitado. Todo lo demás es externo a la empresa y tercerizamos.
– El taller, ¿cómo está armado?
– Tenemos un galpón de 12 x 25 metros, con una mesa de armado de paredes. En máquinas, contamos con una sin fin, dos cepilladoras, una máquina que hace marcos y dos mesas de trabajo para las máquinas chicas. Pero quiero ir hacia una moldurera para poder generar mi propio material machimbrado. En Jujuy contamos con el centro de desarrollo forestal Arrayanal que tiene secaderos muy buenos. Además, contamos con 60 hectáreas de pino y 14 de eucalipto. En particular, apunto al uso de madera nativa como revestimiento de paredes, pisos y aberturas.
– ¿Cómo se manejan con el tema de las certificaciones o garantías?
– Un ingeniero calculista trabaja sobre las normas CIRSOC 601 para el estudio que hace del cálculo estructural de nuestras casas. Allí aparecen todas las normativas nacionales que cumple la casa en tirantería portante. Y también las CIRSOC de selección de madera que establece, de acuerdo a los nudos, qué pieza del árbol es para cada lugar.
– ¿Cuál es la capacidad de producción hoy?
– Puedo producir una casa cada dos meses, llave en mano. Ahora que voy a ampliar el equipo con otras tres personas fijas, la producción será de una casa por mes, con un grupo de instalación. Son 60 metros cuadrados por mes, más la instalación de esos mismos 60 metros cuadrados. Pueden ser dos de treinta o una de 60. Podría trabajar en paralelo las dos instancias de producción. Apunto a que el grupo de instalación solamente se dedique a eso. Y tener un grupo que trabaje dentro del taller. La instalación requiere de muchas soluciones en el campo y necesitás tener cierta experiencia para solucionar eventos. Por eso, también somos muy cuidadosos con las escaleras y los andamios y cumplimos todas las normas de seguridad.
– ¿Cómo ves hoy el panorama de la construcción con madera en el NOA?
– Hay una apertura muy importante hacia la construcción con madera. Quiero estar preparado porque creo que en tanto los créditos se ablanden un poco, los clientes van a empezar a llegar en cantidades, porque la necesidad de vivienda es importante y el material tradicional no da abasto. La velocidad de la construcción con madera cubre la demanda de la urgencia que significa irse a vivir a un lugar y dejar de alquilar o dejar de compartir.
– ¿Cómo imaginás la evolución del mercado de la construcción con madera?
– En este país, emprender no es para gente pensante, es para gente pasional. Yo me imagino a mi empresa muy evolucionada hasta ser una industria. Me propongo industrializar las viviendas de Madejuy. A mediano plazo, deberíamos producir dos o tres casas por mes. Hay que poner cabeza y corazón, pero sobre todo corazón. Yo soy un emprendedor nato y esto me lo tomé muy en serio, tengo mucha inversión puesta. Ahora voy por un crédito del CFI porque quiero ampliar la planta, multiplicar las máquinas, ser más eficiente en el proceso interno y tomar gente. No tengo miedo de tomar gente. Creo que no podemos salir de otra manera que no sea trabajando en comunidad. Y entendiendo que lo que hacemos es para la comunidad.
Tradición maderera
Fabian Kindgard viene de una tradición maderera: su familia fue propietaria de Celulosa Jujuy. En los 90, la empresa cambió de dueño, pero les quedó mucha madera en fincas. Esa madera hoy tiene más de 40 años de siembra.
“Pinos de 60 a 80 centímetros de diámetro. los seguíamos cortando para encofrado y dije basta. A la vez, empecé a sacar madera nativa, también de la misma finca, generando valor agregado. Antes había mucha demanda porque las carpinterías, en su mayor medida, se hacían de madera, entonces el precio sostenía el costo y había una ganancia. A partir de la aparición del PVC, el aluminio y la chapa, la madera nativa perdió terreno notablemente, sobre todo en las provincias. En Buenos Aires hay un ecosistema diferente de mercado, donde quizás la gente todavía tenga un interés por una puerta de cedro rosado o una puerta de laurel.”
“Quiero darle valor a toda esa madera con innovación. Estamos probando una tabla de cedro cepillada de 15 centímetros para poner en una pared. Queda hermosa y cambia la forma de ver la madera”.