viernes 25 de abril de 2025

Amoblamientos Campi, inversiones en tecnología y nuevas líneas en melamina

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Con más de 70 años de historia en el rubro de la carpintería de madera, la firma Amoblamientos Campi planea para 2025 profundizar la diversificación de su producción con el lanzamiento de nuevas líneas de muebles melamínicos para baño y para su unidad de negocios más reciente: instalaciones para emprendimientos inmobiliarios.

ASORA Revista recorrió la planta industrial ubicada en Hurlingham, Buenos Aires, y entrevistó a Maximiliano Campi, socio gerente de la empresa, quien explicó los cambios que introdujeron en sus líneas de productos de la mano de un proceso de inversión continua en tecnología y capacitación del personal.

– Amoblamientos Campi cuenta con una rica historia que la llevó de ser una carpintería artesanal a ser una pyme que está en pleno proceso de diversificación de su producción de muebles. ¿Cómo describen hoy el perfil de la empresa?

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– Hoy somos una empresa que está dedicada a la fabricación y a la distribución de muebles para baño que abarca toda la Argentina, con más de 110 clientes activos, entre los que figuran distribuidores de gran envergadura de las principales ciudades del país y de cada provincia, y que ahora nos vamos abriendo a lo que es la instalación de muebles en edificios, con varias constructoras que están haciendo edificios muy grandes y de alto nivel en varios de esos proyectos. Es un segmento que atendemos con placares y muebles de cocina, con equipamiento de edificios enteros.

– ¿Cuándo comenzaron a insertarse como proveedores de obras?

– Directamente empezamos hace tres años. Ala salida de la pandemia advertimos que había ahí un mercado enorme y que es un mercado de cercanía, con las ventajas que esto tiene. Empezamos a aprender, nos a animamos y hoy ya estamos con seis colocadores en obra diariamente.

– Este ingreso al sector de la construcción, ¿los obligó a realizar cambios internos?

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– Sí. Estamos importando nuestros propios herrajes para placares y muebles de cocina, una decisión que hizo viable el proyecto desde el punto de vista de la rentabilidad. En cuanto a la matriz de producción no significó un gran cambio.

– ¿Cuánto le significa a la empresa este nuevo rubro en el total de facturación?

– No supera el 15%, todavía tiene el mote de marginal dentro de nuestra estructura. Pero sabemos que hay un gran campo para crecer allí, sin olvidarnos nunca que hicimos Amoblamentos Campi con nuestros distribuidores. Para nosotros, la obra es como un gran cliente, lo tomamos de este modo: un cliente que te regula facturación y que te permite defender tu mercadería en tiempos de inestabilidad. La obra te ayuda a completarte en un cambio fundamental del mercado: veníamos notando y creemos que se va a profundizar en el corto plazo, lo que va a ser una economía de oferta, es decir, que nos va a obligar a los fabricantes a tener buen pulso, estar lo suficientemente cómodo para no bajar tanto los precios y cuidar la rentabilidad. Vemos que estamos ya en una economía que dejó de ser de demanda y está pasando a ser de oferta.

– Este cambio macroeconómico, ¿los obligó a modificar su estructura de negocios y por eso deciden ingresar al tema de las obras?

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– Fue decisivo, porque vino de la mano de una decisión que deberíamos haber tomado varios años antes, que fue profesionalizar totalmente la forma de ejecución de cada una de las tandas de muebles que se van produciendo. Con lo cual entendimos que era el momento de incorporar otro equipamiento y, en algunos casos, acondicionar las máquinas con mejores programas, como los mejores optimizadores de corte. A esto se sumó que se pone mucho más sobre papel lo que se hace, es decir, registrar el trazado de la producción. Esto, sin duda, nos puso a producir de otra manera, más eficiente, más pensada, más metodológica.

– ¿Cómo jugó la tecnología en este cambio en la forma de trabajo?

– Nuestro proveedor de toda la vida, Maquinarias Caseros, nos recomendó que ya teníamos que agregar al centro de trabajo con el que contábamos una nueva unidad que apunta a superar por tres la velocidad de producción. A eso fue clave sumarle un mejor optimizador de corte y el conjunto hizo que la fábrica tome más vigor en el sentido de la producción, sin perder la calidad en cuanto al mecanizado. En este punto, que siempre fue algo que nos distinguió, la última máquina que compramos nos dio un salto de calidad enorme. La incorporamos en 2022 y nos dio tan buen resultado que estamos incorporando una más en 2025, junto con dos pegadoras de filo de última generación que nos llevará a duplicar la cantidad de metros lineales de filo pegado por día.

– ¿Para qué momento del año próximo está prevista la incorporación de estas máquinas?

– Va a ser en el primer trimestre. Cuando estén en línea de producción, el nuevo centro de trabajo nos va a aportar un 40% más de productividad en todo lo que es

el mecanizado, agujereado, ranurado y pantografiado. Son máquinas que te dan un salto de calidad y le agregan valor a las etapas iniciales, empezando desde la carpintería, en la que tenemos una seccionadora horizontal, dos pegadoras de filo, dos centros de trabajo con control numérico, una agujereadora múltiple de tres cabezales. En la sección de pintado, tenemos una línea completa, más el robot de 6 ejes que usamos para dar la terminación a todos los muebles, otra máquina que permitió dar un salto de calidad enorme desde 2019. A esto tenemos que sumarle la parte de instalación y logística, con un camión de distribución y dos camionetas para grupo de ventas, más otra unidad para el grupo de colocaciones.

– Como fabricantes de muebles tienen una muy larga trayectoria en muebles laqueados, pero ahora han incorporado una nueva línea en melamina. ¿Qué los decidió?

– Ya veníamos haciendo pequeñas producciones de hierro con melamina. La nueva la línea va en esa dirección. Logramos productos muy interesantes, diferentes, que impactan en su vista como macizos. Fue clave dar con el proveedor adecuado de las chapas. En el cambio de mercado en el que estamos y del que hablábamos antes, cada vez se va a vender menos y cada vez va a haber más oferta, con lo cual va a prevalecer quien más trabaje en la oferta, es decir, en el producto final más los servicios asociados a ese producto. Hay que trabajar mucho para ganar quizás un poco menos.

– En este punto, ¿cómo evolucionó desde el pospandemia para acá el tema de la rentabilidad?

– Creo que involucionó, pero también tengo que decir que fue para bien, en el sentido de que no se podía sostener un mercado donde vos armes un mueble y el 50% del costo de tu mueble tenga que ver con productos que uno traía de afuera, porque en el mercado nacional no se fabrican: mesadas, herrajes, bisagras, correderas, patas se fabrican muy poquito con poca gama de productos, igual en tiradores. Los importadores no solucionan esos temas, entonces los importamos nosotros. Ahí encontramos precios y variedad para competir en el mercado local.

– ¿Notaron cambios en la demanda de parte de sus clientes en este último tiempo?

– No. Los estándares de calidad que están pidiendo son los mismos de siempre. Diferente es el caso del consumidor final, que conoce y exige calidad de producto sin que le aumenten el precio. Es algo que se va se está instalando de a poco y se va a profundizar porque tiene que ver con la economía de oferta. El acceso a la información de parte del público es inmediato y por eso va cambiando su nivel de exigencia sobre el producto. Con ese tema venimos trabajando hace mucho porque a nosotros nos pasó algo muy curioso: en mayo de 2019 abrimos una sociedad en Chile para empezar a exportar y nos encontramos con un país donde estaban todos los muebles del mundo puesto al servicio de la venta. Fue un desafío enorme porque veníamos con una industria puramente argentina, con graves problemas para las importaciones, y cuando quisimos vender un producto en Chile, resulta que teníamos que competir con los alemanes o con los españoles. Ahí aprendimos mucho y fue el punto desde donde empezamos a traer los insumos para nuestros muebles si queríamos tener alguna chance de competir. De alguna manera, esa experiencia nos invitó a mejorar.

– ¿Tienen líneas activas de exportación?

– Mantenemos históricamente nuestras ventas en Uruguay, es una plaza consolidada que tiene que ver con una vinculación fortalecida con los años con nuestros clientes allí que, entre tres o cuatro veces en el año, nos confirman sus compras. Por otro lado, también hemos exportado a Paraguay, Bolivia y Haití. Chile fue una experiencia, pero que no volvimos a considerar. Por el momento, solo tenemos pensado sostener Uruguay, pero nunca descartamos abrir más las exportaciones. Dependemos mucho del contexto país y, ahora, es poco menos que imposible para nosotros pensar en que nos compren desde afuera.

– Para Amoblamientos Campi, el personal es otra de las claves en su crecimiento y mejora. ¿Cómo se compone el plantel de la empresa?

–  En el sector de ventas hay cinco personas, en administración tenemos cuatro personas y en planta estamos en las 30 personas. En el equipo hay personas que están desde toda la vida con nosotros, tanto en planta como en administración. Tenemos seis empleados que son referentes de área y que trasladan las líneas directivas a la producción.

– Con respecto a la cartera de clientes y al mercado en general, ¿qué esperan de

acá hacia adelante?

– Las expectativas que tenemos son de un crecimiento para el año que viene, básicamente apoyado en algún tipo de incentivo al crédito en la construcción. Vamos a esperando qué pasará respecto a la economía y cómo van a salir las elecciones para poder tener alguna opinión formada para el 2026. Hace un año, en diciembre de 2024, no podíamos tener una opinión firmada para este 2025 porque la angustia era muy grande no sabíamos realmente que iba a pasar. En lo personal, debo decir que, gratamente, hay cuestiones que están más ordenadas. Pero junto a esto, espero que en algún momento podamos cortar el tema de que siga aumentando la desocupación y que algunas cuestiones que tienen que ver importaciones se cuiden más para no perder fuentes de trabajo. La reconversión de la fuente de trabajo no debiera generar más desocupación. Ese tema es crucial y hay que cuidar que la ocupación crezca y se consolide positivamente.

Con olor a madera

“Nuestra historia la contamos como una historia de carpinteros. Mi tío Paco es, de alguna manera, quien empezó con todo esto y después lo siguió mi tío Eduardo. Armaron la primera carpintería: Campi – Rodríguez, a principios de los 60. En el 82 mi papá Carlos armó Campi – Botini, que por los 90 pasó a ser Amoblamientos Campi, junto con mis tíos. Con mi hermano Jorge nos asociamos en el año 2001 y nos hicimos cargo de la empresa de manera integral. Somos una familia que ha respirado carpintería, ha respirado madera, desde siempre. Recuerdo abrazarlo a mi papá y sentir el olor a madera en su ropa cuando volvía a casa después de trabajar. Es una historia larguísima de carpinteros de la madera.” Maxiliano Campi.

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