lunes 28 de abril de 2025

De Otro Tiempo puso en marcha sus tres líneas de producción

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La reconocida firma de muebles de cocina del segmento premium ya se encuentra produciendo a pleno en su nueva planta instalada en el Complejo Industrial Hurlingham, zona oeste del Gran Buenos Aires. En diálogo con ASORA Revista, su director Financiero Ezequiel Sánchez repasó los planes de la empresa para esta nueva etapa y anticipó la decisión de incorporar la División mesadas para completar el servicio de instalación a sus clientes.

¿Cuándo arrancó la producción en esta nueva planta? 

– El 1º de julio empezamos a fabricar, pero hicimos una mudanza por etapas hasta poner en marcha las tres líneas de producción con las que contamos hoy. Cuando decidimos mudarnos instalamos una línea de producción nueva y, a modo de prueba, decidimos arrancar con la línea de placares, que es más chica: la conforman unas 20 personas. Una vez que arrancó y funcionó decidimos instalar una segunda línea, que estaba en la fábrica antigua. Con esta segunda línea vino parte del personal de cocina. Cuando esa línea tomó ritmo de producción fue el momento de instalar la tercera línea, mudando la que quedaba en la fábrica antigua. Ahí ya se vino todo el personal. Desde principios de octubre estamos a pleno ritmo de trabajo.

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¿Cuáles son las características de la nueva planta?

– El terreno tiene una superficie de 7.700 m2. La fábrica cuenta con una nave de unos 4.800 m2, de los cuales 500 m2 corresponden a oficinas. La altura de la nave es de 12 metros. Instalamos tres líneas de producción: dos de la División muebles de cocina y una de la División placares y vestidores. Las tres líneas de producción suman alrededor de 80 personas. Con el personal de la oficina técnica, equipo de diseño, administración, logística y colocadores externos, somos más de 130 personas.

¿Cómo se componen las líneas de producción?

– Contamos con tres seccionadoras, tres pegadoras de filos y cuatro centros de mecanizado. Hay una sección de armado de módulos y finalmente la sección de embalaje y logística. Todo lo anterior en una disposición lineal. En paralelo, montamos la línea de carpintería, que se encarga de la parte artesanal de nuestros muebles. También tenemos un pequeño sector de herrería. La sección de pintura tiene tres cabinas nuevas: una de aplicación de fondo, una de terminación y una de secado por si en algún momento necesitamos apurar la terminación, aunque por lo general el proceso se hace naturalmente. Junto a estas cabinas está otra de lijado. Además, incorporamos un conjunto de cuatro máquinas nuevas para hacer el enchapado de las placas: una prensa, la juntadora de chapa, la cosedora y la encoladora. El sistema de aspiración, el hidrante y el sistema de aire comprimido son nuevos.

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– ¿Cómo tienen organizada la logística?

– Contamos con un sector de almacenamiento de muebles terminados. Desde allí cargamos cada proyecto en los tres camiones propios. Tenemos 14 equipos de colocadores de la empresa que atienden cada obra de forma personalizada. Esto es importantísimo para ir ajustando los tiempos de producción de acuerdo a cómo avanza cada proyecto.

– ¿Cómo está conformada la cartera de clientes?

– Nuestros clientes son unifamiliares, casas o departamentos u obras en barrios cerrados o countries. Casi en su totalidad son clientes del AMBA. También atendemos un segmento en la costa Atlántica y, muy esporádicamente, en el resto de país. Las torres u obras multifamiliares no son nuestro objetivo, aunque sí hemos hecho alguna que otra operación a través de profesionales conocidos. Nuestro producto tiene un alto valor agregado en cuanto a mano de obra, por la parte artesanal que lleva y, además, queremos que lo distintivo sea que se trata de un producto que está apuntado al unifamiliar y a tener mucha calidad, mucho servicio. Nuestro objetivo es un cliente premium, que busca el detalle, que quiera algo distinto, un tono, una moldura, un tirador particular. Trabajamos con nuestros proveedores para conseguir todo y hacer muestras. Una vez que el cliente lo aprueba, mandamos a producción. Son muy pocas las partes estandarizadas, nos adaptamos a cada cliente.

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– ¿Qué parámetros de producción tienen actualmente?

– Por un lado, lo que hacemos por metro lineal, sea en unidad de cocinas o en placares, y también por módulos. La proporción de la producción es de casi 3 a 1 en cocinas respecto a placares y vestidores. En el caso de obras multifamiliares, que son pocas y, por lo general, provienen de dos estudios de arquitectura con los que tenemos una amistad y nos eligen, las colocamos en la que ahora es nuestra tercera línea de producción. Además, tenemos la línea de carpintería, que le da el tono final de marca a cada mueble, y que tiene un ritmo mucho más lento que las tres líneas de producción. Es ahí donde tenemos que conjugar los tiempos para entrar a la cabina de pintura de manera organizada por proyecto.

– ¿Cómo se manejan con sus proveedores?

– Tenemos proveedores de mucho tiempo. En cuanto a la parte de módulos y laqueado, nos manejamos por stock, sabiendo que puede variar algún color en particular. La oficina técnica despieza, mueble por mueble, la terminación, sea chapa o pintura. Estamos muy atentos a las tendencias del mercado, a lo que piden los profesionales, y eso nos da, de alguna manera, la posibilidad de perfilar colecciones con parámetros que se van repitiendo y los vamos detectando. Eso nos facilita ir teniendo un stock de placas. Trabajamos siempre con MDF. Tratamos de mantener el stock de lo que se va consumiendo.

– ¿Tienen algún tipo de exclusividad sobre determinado diseño de melamina, herrajes o colores de pinturas?

– Cuando se lanza algún producto, por lo general hemos tenido alguna exclusividad por un determinado tiempo. Pero los proveedores son los de toda la vida, son siempre los mismos. De cada producto tenemos cuatro o cinco proveedores y nos ponemos de acuerdo con los insumos en la etapa inicial del desarrollo de un proyecto.

– Por el tipo de muebles, la mano de obra cobra una gran importancia, ¿cómo está la situación para ustedes?

– Tenemos un grupo extraordinario, gente muy trabajadora y con muchas ganas. Estamos muy cerca de ellos, saben que cuentan con nosotros. Tenemos un grupo afianzado, pero eventualmente hay que hacer cambios y está muy complicado. No hay mano de obra calificada. Eso nos tiene un poco atados, porque nosotros podríamos crecer, pero no queremos crecer mal, porque si no empiezan los atrasos y los problemas.

– La segunda etapa de la empresa desde su refundación tiene ya 25 años, ¿cómo ven la evolución de la industria del mueble en nuestro país desde entonces?

– En el segmento de los muebles de cocina ha evolucionado muchísimo. Estamos constantemente viajando y mirando, y no hay nada que no se pueda hacer acá. En ese sentido, estamos muy bien, pero también es verdad que la calidad y la variedad, sobre todo de los herrajes, que se ve en Europa acá todavía no está. Pero se ha evolucionado mucho en cuanto al diseño con la mezcla de texturas, de diferentes materiales como hierro con madera, de terminaciones que imitan el laqueado. La tecnología permite dar saltos de calidad que hace que, por ejemplo, la unión de los filos con el frente de una placa sea casi imperceptible. Nosotros tenemos esa máquina, fue una de las primeras en llegar al país. En ese sentido, hubo mucho cambio. También en las texturas y los colores de las melaminas. Y en cuanto a las medidas y disposiciones generales de las cocinas, la transformación ha sido espectacular: alturas de todo tipo, islas gigantes, voladizos, estructuras de hierro colgantes, profundidades de módulos… La verdad es que el mueble cambió un montón en los últimos 15 o 20 años.

– ¿También ha cambiado el mercado?

– Nosotros no notamos tanto el cambio porque siempre apuntamos al mismo cliente: unifamiliar, que quiere un mueble distinto, a medida. Sí notamos un cambio en los tiempos de colocación. La colocación es un diferencial que el mercado premium lo valora y lo paga: es el diferencial del servicio que nosotros ofrecemos como parte de nuestros productos.

– ¿Cuánto influye en la definición de un proyecto el servicio de colocación?

– En cuanto al tiempo de colocación, el mueble de ahora lleva mucho detalle.  Lo que diez años atrás se resolvía en tres días, ahora puede llevar dos semanas. Nosotros antiguamente hacíamos todos los ajustes en obra. Hoy decidimos que no, porque muchas veces los ajustes hay que cortarlos y si el 90% de nuestros muebles son laqueados o lustrados, al cortarlos en obra pueden llegar a sufrir algún daño. Entonces preferimos dejarlo para una segunda etapa: medimos una vez que está puesto el mueble, traemos las medidas, fabricamos, pasa por pintura. Esto lleva un proceso de una semana. Además, por los tamaños de las cocinas, que son mínimamente el doble de lo que eran antes, también requieren de más servicio. Pero básicamente se extendieron mucho los tiempos no solo por el volumen, sino por la terminación que llevan los muebles.

– Sus muebles tienen un alto componente de diseño, ¿cómo lo trabajan en la estructura de la empresa?

– El equipo de diseño está en el showroom de Avenida del Libertador. Lo componen unas diez a doce personas que son las que hacen los proyectos y renders para los clientes y los planos de fabricación. Una vez que el cliente aprueba el proyecto, el plano llega a la oficina técnica de planta, que hace una segunda revisión y manda el proyecto a producción. Tenemos una oficina técnica de la sección cocinas y una de placares, con siete personas en cada una.

– Volviendo sobre sobre el tema del mercado, ¿el showroom de Libertador es la única vía de ingreso de los pedidos?

– Todo se une en el showroom, incluso los pedidos que llegan por la página web y las redes sociales.

– En este caso, ¿qué estrategia tienen para los canales digitales?

– Los vemos más que nada para un posicionamiento de marca. Fundamentalmente comunicamos que hacemos un buen producto de muy buena calidad. La empresa ya tiene 40 años, 25 desde que reabrimos, entonces, los canales digitales nos dan la posibilidad de estar presente en todos lados. Eso ayuda, pero la trayectoria, el nombre, es nuestro diferencial. La marca es muy conocida, nos identifican mucho.

– ¿Cómo ven el desarrollo de su actividad en el contexto de país?

– Nosotros tenemos buenas perspectivas. La verdad es que siempre las tuvimos, pero no dejamos de ver que la situación a nivel macro está muy complicada. Entonces, estamos muy atentos y costeando constantemente, porque manejar bien los costos es fundamental en la actual situación. El dato positivo para nosotros es que, a nivel país la construcción está muy afianzada. De todas maneras, seguimos invirtiendo porque creemos que el panorama nos va a acompañar.

– ¿Qué planes tiene la empresa en el corto y el mediano plazo?

– Ya estamos funcionando al 90% de nuestra capacidad. Por eso, lo primero que queremos es evaluar en detalle la planta nueva. Estimamos que sin hacer grandes esfuerzos nos tiene que rendir un 20% más que la antigua. Ya hemos visto una mejora, pero creemos que puede ser mayor. Como proyecto, tenemos pensado abrir otra unidad de negocios: la de mesadas. Para eso, tenemos la posibilidad de ampliarnos al terreno contiguo que tiene 3.000 m2. También queremos importar productos relacionados con la cocina y el hogar y montar un gran showroom, para lo que ya tenemos un lugar alquilado de 4.000 metros en una zona inmejorable de la Ciudad de Buenos Aires. Y pensamos seguir levantándonos tempranito para poner todo el esfuerzo en esta nueva etapa, con la nueva planta y todo nuestro equipo de personas que nos llena de orgullo.

 

Una gran empresa que mantiene el espíritu pyme

“Somos una empresa familiar que surgió con mi papá, Eduardo, en el año 1982”, destaca Ezequiel Sánchez. Luego de sufrir una estafa, los hijos mayores empezaron a pensar en reabrir la fábrica. “Éramos una pyme muy chiquita. A principios de 1997 volvimos a abrir en Haedo. Con la crisis de 2001 tocamos fondo. Tuvimos que reorganizarnos y ver hacia dónde nos orientábamos. Decidimos seguir con la fábrica de muebles”.

Desde ese momento, cuatro de los cinco hermanos se dividieron las funciones: Gastón con la parte comercial, Diego e Ignacio con la fábrica y Ezequiel con la parte financiera. “Éramos tres personas en el local y en fábrica cinco o seis”, recuerda Ezequiel.

A partir de entonces fueron creciendo y recrearon “esta marca que la había iniciado mi papá; le dimos mucha fuerza, a pesar de todos los vaivenes de este país. Hemos transitado dificultades, pero siempre yendo para adelante. No hay que relajarse, tratamos de ser innovadores y acá estamos”.

 

Premiados en Casa FOA

– Ustedes participaron durante muchas ediciones en Casa FOA ¿qué les significó?

– Tuvimos muy lindas experiencias. Hemos ganado varias medallas. Estar en Casa FOA es muy importante, sobre todo para el nicho que nosotros manejamos. Este año no estuvimos por el tema de la mudanza y porque no queríamos entorpecer más la producción. A Casa FOA va todo el mundo que quiere ver lo último en diseño. Nos ha ayudado mucho haber expuesto allí para hacernos más conocidos y que vean la marca. Volveremos a estar.

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