En los últimos años Argentina viene tratando de enrolarse en la tendencia que están marcando los países desarrollados de aumentar el uso de la madera con destino a la construcción de viviendas. A la revalorización por sus características naturales, belleza, calidez, trabajabilidad, entre otras, se le ha sumado un aspecto, que se ha convertido en un factor fundamental para impulsar la mayor utilización: su contribución a la fijación de CO2.